Él va caminado sin pensar que unos metros atrás está su fecha de caducidad, los segundos empiezan a pasar más lentos y el ambiente se pone tenso. De esas veces que sabes que algo esta por suceder y de repente, sucede. Él siente el golpe frío de una bala atravesando su cuerpo y acto seguido cinco balas más van de nuevo hacia su integridad física. Sin piedad, sin censura. Te mato una vez, pero no estoy satisfecho, lo hago cinco veces más, soy la realidad venezolana, soy lo que pasó dentro de una universidad. Y él, era un estudiante.
Uno llega a un punto en el cual ya no desea escribir, no porque la imaginación este limitada o se haya acabado, sino porque es triste escribir sobre problemas y más problemas, pero si las universidades no logran escapar de la realidad del país, pues, las letras tampoco lo harán.
Este año el país se levantó del lado izquierdo de la cama, inflación, escasez y delincuencia han abundado desde entonces, pero, vamos a estacionarnos en el problema y a ponerle un poco de coherencia empezando por esta pregunta: ¿Es que acaso un pueblo que logra soportar inflación, escasez y muchas muertes, no es capaz también de encontrarle una solución a estos problemas?
No hay fe que no incluya dudas y en este momento esas dudas son muy grandes, compañeros, ¿Dónde esta el limite de esto? Ya quedó comprobado que podemos soportar este presente, si, si podemos, pero lo que no podemos soportar: Es que no haya futuro. Y esta semana murió un futuro y asaltaron a dos más. Todo eso en un mismo día, en la misma ciudad, pero en diferentes universidades.
Detengamos esto, están matando al futuro.
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