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domingo, 20 de octubre de 2013

Educación Juvenil

   Les confieso que escribo esto con mucho respeto hacia todos los padres, docentes y hacia todas las personas que difieran de mi opinión. Ser padre es, considero, un conocimiento estrictamente empírico, pero muy genuino porque es una responsabilidad que, en la mayoría de los casos, se acepta con lagrimas de felicidad. Yo pienso que ser padre es la mejor profesión del mundo, ni siquiera me puedo imaginar el placer que debe causar sentirse orgulloso de un hijo, o mejor aun, el gozo de saber que tu hijo se siente orgulloso del padre que tiene. En fin, ser padre es una montaña rusa de emociones, responsabilidades y acciones que deben ser controladas juiciosamente, porque el querer lo mejor para los hijos implica saber qué es lo mejor para ellos.

   "¡Ningún hijo mio sera maestro, tú seras un gran doctor!" Así empiezan uno de los errores más grandes de los padres. Atribuirle grandeza a un doctor pierde coherencia cuando se la restan a un docente, los niños siempre hablan con más preguntas que respuestas, de hecho, la niñez es un territorio minado de preguntas que vamos contestando a medida que vamos creciendo y esto forma nuestras aspiraciones, lo que "queremos ser de grandes".

    Docente. Esa es una palabra frágil que en este país siempre está en emergencia, se tambalea de lado a lado sin conseguir ningún equilibrio. Al detenernos por un momento a observar los rincones mas precarios de la geografía venezolana nos damos cuenta que la pobre e insuficiente educación de nuestro país tiene como consecuencia un virus de violencia, marginalidad, pobreza y exclusión que se va expandiendo como cuando lanzamos una piedra a una laguna calmada. Justo allí, en los barrios y urbanizaciones, en donde camina el venezolano promedio es en donde se representa la emergencia educativa que hay en Venezuela. Y todavía no encontramos solución a esto.

   Aquí hay que incentivar a los maestros. Si la base de toda persona es su educación, ¿Cómo impulsamos a un país sin bases? Necesitamos personas que se apasionen con su trabajo, que le pongan almohadas a su paciencia. Necesitamos buenos profesores en los colegios, escuelas y universidades publicas. Cada día la educación tiene más problemas por resolver, este oficio tiene una enorme responsabilidad social. Hay que urdir sin presión pero con excelencia, entre padres y profesores, el futuro de nuestro país, lo más importante. Lo nuestro. La educación juvenil.


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