Traductor

domingo, 25 de agosto de 2013

Ese Viejo Amor

   El amor por tu tierra ese delirio por tu país, se crea cuando te das cuenta que llevas a Venezuela en la sangre. El país relata el fondo de mi vida, lo que esta detrás de lo cotidiano, no necesito salir de él para autentificar su importancia, yo estoy sumamente consiente del valor que tiene Venezuela y aunque debido a la inseguridad he tenido que exiliarme de algunas partes de este país sigo siendo un espectador de su belleza diaria. Se trata de esperar lo inesperado.

   Este es un amor viejo porque ya ni recuerdo cuando empezó, aquí crecí, aquí he sido noctambulo y peatón, aquí aprendí del amor y la mentira. Aquí intento ser escritor y aquí sigo, luchando por cumplir metas... creo que una de las metas mas importantes de Venezuela es lograr un cambio social, hoy en día la gente pasa por la calle como el amor: sin pedir permiso. Se golpean, chocan hombros y hasta hacen un ping pong de insultos. El país suda violencia.

   ¿A dónde fue el respeto? Nosotros no somos solo un costal de huesos con groserías y ambiciones, nosotros somos futuro, somos un país de hermanos, donde sin saber tú nombre llega alguien y te abraza gritando "¡Paisano!". Tenemos que hacer de Venezuela, un país transitable para todos.

   Este amor me ha enseñado el verdadero concepto de fidelidad, no se es fiel simplemente por respetar una relación sentimental. Ese es solo el comienzo. Fidelidad implica apegarse a los principios que nos rigen, serle fiel a nuestras creencias, costumbres y sobre todo, a nuestra felicidad. Hacer todo para respetar nuestra integridad moral, sin hacer caso a tentaciones que son solo placeres temporales.

   Yo cargo una mochila de honestidad encima debido a los consejos y regaños de mi madre que inhabilita mi capacidad de mentir y admito: Le he sido infiel a mis principios, pero la mejor inversión que hizo Dios fue colocar el perdón de un día tras otro. Si hoy fallas, inténtalo de nuevo mañana. Es hora de empezar a escribir este país con paciencia y respeto, como alguna vez trataste a ese viejo amor.


domingo, 18 de agosto de 2013

Resaca

   En los viernes por la noche caben besos, sonrisas y ese perfume que algunos llaman amor. La ciudad empieza a convertirse en un montón de luces brillantes, música y alcohol. Y el país, aprovechando que esta en Margarita decide salir a beberse su insomnio. El reloj apunta las diez con cuarenta, entra a un bar, paga dos cervezas, -Porque Cuba le pidió una- y se sienta en una mesa a ver lo que trasmite el televisor del bar.

   El martes acusan de homofóbico a un diputado, lo que resulta un halago comparado con lo que en realidad es. Luego un obeso al que llaman presidente dice que hay que luchar contra la corrupción, y el país piensa: ¿Sera que este ahora se va a pegar él mismo? Y finalmente, el viernes hay mas de diez venezolanos muertos, solo en la capital. La justicia se nos escapa como liebre entre los pies.

   Van más de diez cervezas y el país se siente mareado, ya su hígado no es el mismo y para colaborar con su melancolía un poeta le escribe un párrafo en una servilleta, que decía así:

   Venezuela, quiero más que tus playas, quiero ver como ves a tu gente progresar y como endulzas los problemas con tus amaneceres. Venezuela, yo quiero estar junto a ti toda mi vida, que ninguno de tus hijos diga "Me quiero ir de aquí" y hacer de ti un mejor país. Que la pluma del progreso escriba una nueva historia para ti.

   El país le da golpes a la pared, hace pucheros y se tapa los oídos, deja su cerveza en la mesa y no da propina porque ya no hay dinero. No hay transito, se tiene que ir a casa caminando. Se tambalea de un lado a otro por las calles de Margarita, parece que se va a caer. El desequilibrio es su sinónimo y yo que voy pasando por la misma calle, lo miro y murmuro: Que borrachera de problemas tan grande carga Venezuela encima... y lo peor, es que somos nosotros quienes pasamos su resaca.

 

lunes, 12 de agosto de 2013

Ventana

   Las hojas en blanco están empapadas de todo, en ellas reposan todos los escritos del mundo. Solo hay que despertarlos o, mejor dicho, hay que saber despertarlos. La soledad de estas hojas arremete contra mi imaginación, me obliga a asomar ideas. A afincar el negro sobre el blanco y a colocar coherencia en cada pagina. Una hoja en blanco es la ventana mas amplia del mundo. Y si te llega a deleitar este paisaje estas condenado a un idilio nuevo todos los días.

   Desde pequeño he vivido en edificios y para torturar a mis calorías siempre ocupo un piso elevado. Uno de los últimos si es posible, donde uno puede observar el sótano del cielo si mira hacia arriba y toda la ciudad si mira hacia la ventana. Desde aquí vigilo mi ciudad y aunque se ve igual a diario, siempre se escapa uno que otro acontecimiento forajido e inédito.

  Lo primero que podemos contemplar en mi ventana es ese rayo de sol el cual he programado como despertador diario. Parece el prefacio de cada día. Al fondo están las montañas, cada una pide permiso para poder verse, la neblina se puede convertir en una aduana en los amaneceres de julio. He comprendido que Puerto Ordaz es una mujer preciosa que se deja querer con el tiempo, el que entra en ella y es capaz de poner sus manos a remojar en el esfuerzo, lucirá el éxito como quien viste de etiqueta.

   Llega el medio día y el trafico hace de las suyas. Ves a la derecha y una tormenta enorme se aproxima velozmente, el frió empieza a parecerse a esa melancolía satisfactoria. "Mi amor, hay cola" se lee en la pantalla de un Blackberry. Todos miran el reloj. Hoy muchos llegaran tarde, pero la ventana, me esta regalando un poema.

   La tarde cae sin previo aviso y sientes que ya nadie sabe a donde va. El atardecer le resta cordura a la ciudad. El jueves ya ha de estar celoso, uno pasa sus 24 horas pensando en el viernes. El sol se apaga y la luna sale a mostrar su nuevo rostro, su nuevo brillo y porsupuesto, a perseguirnos. Viene la parte romántica del día.

  Y aquí esta la ventana mas amplia del mundo, esta hoja. Se trata de ver más allá, del papel o la pantalla es, al estilo de García Marquez, leer lo que nos da la vida e interpretarlo... de la mejor manera posible.

domingo, 4 de agosto de 2013

Por 4 Bolívares

   Era una mañana común, como cualquier otra. Excepto por el sol, ese catire de allá arriba había amanecido más brillante que nunca. Ella se llama Sasha, alcanzo diecinueve primaveras este veintitrés de abril, se levanta, limpia sus dientes, juega con su cabello y hasta sonríe frente al espejo. Prepara su habitual desayuno, lo pasa con cóctel de diuréticos, y voltea la pagina de una revista fiitness. Carga en su iPad las cordales de Asier Cazalis. Busca sus nuevas licras, esas que compro a mitad de precio y le sacan brillo a sus caderas. Coloca una cola en su dorado cabello y se pone una de sus mejores sonrisas. Hoy luce sensacional, hasta el catire se dio cuenta.

   Sale de su casa y como es de costumbre, espera el bus en la parada. Se le antoja un chicle. Su paladar le exige ese sabor a menta fresca y ella, lo complace. Pero para su sorpresa, el chicle que antes costaba 10BsF. Ahora cuesta el doble. Piensa: No importa. Y lo compra. Llega el vehículo, se monta y empieza a buscar dinero para el pasaje mientras su boca disfruta el sabor del Trídent que acaba de adquirir. Sasha se percata de que el chicle la dejó sin efectivo. Que mal sabor. Se acerca su parada, los nervios le saltan encima. ¡Vas a pasar pena por no tener 4BsF! Dice una voz en su cabeza. Pero de repente recuerda que hoy tiene que pagar la mensualidad del gimnasio y exclama: ¡GENIAL! Hoy metí dinero en mi koala para pagar la mensualidad. Saca uno de los billetes de 100BsF. Se baja y paga. Pero luego la cosa se pone peor y en voz baja pronuncia: ¿Ahora como voy a pagar el gimnasio si descomplete el dinero? Y para desatino de suerte el colector del autobús me dio menos dinero del que debía. Muchísimo menos. El catire se empieza a reír de Sasha.

   De pronto, su mirada se llena de malicia y dice: Me canse de este mal día, voy a jugar "A lo venezolano". Sasha lleva, como dice Asier, el edén en el sostén. Y gracias sus nuevas licras, el infierno en sus caderas. Afila su mirada seductora. Le pone un ritmo a su cintura, ese que solo las venezolanas dejan al pasar cuando caminan. Acomoda su audífono izquierdo, y se prepara para un piropo. "Hola preciosa, ¿Te puedo ayudar en algo?" Dice el vigilante mientras mira el busto de Sasha que se encuentra dos décadas menor a él.

   El problema de vivir bajo un gobierno corrupto, es que te obliga a delinquir.

   Sasha no volvió a pagar la mensualidad de su gimnasio. Ahora en su iPad solo suena "La Veterana" y el catire sigue viéndola, pero ahora sin regocijo. Ella presume de su supuesta venezolanidad y le comenta a todos artimaña. Que mala costumbre esa de creerse mas pila que los demás, mientras que un colector de autobús te roba 90BsF.