Este es un amor viejo porque ya ni recuerdo cuando empezó, aquí crecí, aquí he sido noctambulo y peatón, aquí aprendí del amor y la mentira. Aquí intento ser escritor y aquí sigo, luchando por cumplir metas... creo que una de las metas mas importantes de Venezuela es lograr un cambio social, hoy en día la gente pasa por la calle como el amor: sin pedir permiso. Se golpean, chocan hombros y hasta hacen un ping pong de insultos. El país suda violencia.
¿A dónde fue el respeto? Nosotros no somos solo un costal de huesos con groserías y ambiciones, nosotros somos futuro, somos un país de hermanos, donde sin saber tú nombre llega alguien y te abraza gritando "¡Paisano!". Tenemos que hacer de Venezuela, un país transitable para todos.
Este amor me ha enseñado el verdadero concepto de fidelidad, no se es fiel simplemente por respetar una relación sentimental. Ese es solo el comienzo. Fidelidad implica apegarse a los principios que nos rigen, serle fiel a nuestras creencias, costumbres y sobre todo, a nuestra felicidad. Hacer todo para respetar nuestra integridad moral, sin hacer caso a tentaciones que son solo placeres temporales.
Yo cargo una mochila de honestidad encima debido a los consejos y regaños de mi madre que inhabilita mi capacidad de mentir y admito: Le he sido infiel a mis principios, pero la mejor inversión que hizo Dios fue colocar el perdón de un día tras otro. Si hoy fallas, inténtalo de nuevo mañana. Es hora de empezar a escribir este país con paciencia y respeto, como alguna vez trataste a ese viejo amor.