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domingo, 29 de septiembre de 2013

Soy Venezuela

   Hablo más de lo necesario y digo que hace calor a cada rato. Si conversas cinco minutos conmigo ya eres mi pana, saludo con la mano derecha y con la izquierda brindo. Soy ocho estrellas y un tricolor, soy los mejores chistes, soy una palabra larga. Soy mi olfato persiguiendo un buen olor, soy seis miss universos y dos seguidos, soy el sonido de cuatro cuerdas y el sabor de una rica hallaca.

   Soy un sol brillante en pleno invierno o la sonrisa de un abuelo cuando ve a su nieto. Soy el invitado de la fiesta que sabe bailar de todo, soy picardía y astucia. Soy, el talento que espera ser descubierto, soy como el número 18 cobrando un tiro libre, soy ese atardecer junto a la persona que amas. Soy la estrategia de Bolívar y el esfuerzo de Páez.

   Soy sinónimo de esperanza, soy un borde repleto de olas, soy una arepa a las nueve de la mañana. Ese progreso que tarda pero llega, yo soy el que prefiere morir de pie. Mi amor es sincero, por eso aguanta tantos golpes. Soy un país de ricos pobres, soy una cerveza fría bajo el sol de Maracaibo. Soy ese que se levanta con un "si se puede" estacionado en los pensamientos, la sangre de la ciudad, el corazón de un país.

   Me dicen travesura infantil, y estupidez política. Soy la ocurrencia tangible, soy la sonrisa de los viernes y la queja de los lunes. Una lista de espera, un nombre tachado, un sueño borrado. Soy pecas y lunares, soy cuerpo y merengue. Soy el humilde que lucha a diario, soy el que se persigna al llegar a casa. Soy el cambio que quiero para el mundo, soy, venezolano.

domingo, 22 de septiembre de 2013

El Principito


   Cada vez que tengo ansiedad de leer y no tengo un libro nuevo, leo: "El Principito". Lo he releído un montón de veces. Me sé sus párrafos e imagino la voz de los personajes. Supongo que es una inconsciente manera de buscar ese niño que, como dice en el libro, todos fuimos alguna vez.

   Para mí, ese libro se trata de todo lo que se puede hacer por un amigo y de cómo puedes cambiar la vida de alguien. Recorrer varios planetas, llevar una promesa como morral a todos lados, darle cuerda a la imaginación y no desistir cuando algo se ve difícil (Como todos actualmente). Yo pienso en El Principito cuando la vida se complica, porque enseña lo frágil que es un problema cuando tu objetivo se solidifica.

   Muchos dejan pasar buenas oportunidades, oportunidades que son únicas en la vida por miedo a fracasar. Para qué estudiar derechos en un país donde no los hay, por qué perderé mi tiempo cumpliendo las leyes cuando los demás no lo hacen, para qué esforzarme y hacer que las cosas queden perfectas, si es suficiente con hacerlo bien y ya. Estas y otras excusas son las que nos llevan al conformismo o mejor dicho, al fracaso.

   Yo prefiero construir un país, verlo crecer, domesticarlo. Ser paciente y sentarme cada día un poco más cerca del éxito. ¿Que por qué hay que cumplir las leyes cuando nadie lo hace? ¡Por esa misma razón! Hay que recordar que lo esencial, como el éxito, el amor y la amistad, son invisibles para los ojos pero tangibles para el corazón, que el tiempo que perdemos luchando por tener un mejor país es lo que lo hace importante y que la unión y el respeto tanto a las leyes como al prójimo, son los únicos métodos por los cuales podemos alcanzar lo que soñamos. Yo sueño con poder decir todos los días: Ahora cada vez que veo una puesta de sol, sé que Venezuela se esta haciendo un mejor país.

Esta crónica es para ese niño que todos fuimos y para ese país que todos queremos ser.



"No se ve bien más que con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos" -El Principito.



domingo, 8 de septiembre de 2013

Coloca Una Sonrisa Aquí

   Las cosas no siempre salen como deseamos, a veces metemos demasiadas sonrisas en fotos frente al espejo y olvidamos guardar unas cuantas para cuando estamos muriendo por sentimiento, cuando las esperanzas están encarceladas en latas, cuando no hay luz, cuando estamos rodeados de gente, pero solos. Debería haber un banco para eso que llaman felicidad y que los momentos de alegría valieran más que el dinero. Pero las cosas no siempre salen como las deseamos...

   Que cerca estoy del país donde nací y que lejos estoy del país que sueño. Tengo mi cédula y en ella ahorro unos millones para cuando hagan falta, en ese rectángulo entra una foto con soledad donde pudo haber una sonrisa, un permiso para caminar libre por un país preso y un tatuaje que me delata, que me señala que no soy un nómada, que me susurra que no soy del norte y que me grita "VENEZOLANO".

   La cédula es esa mujer escuálida que te indica que si alguien tiene las uñas sucias es porque de trabajar viene, te enseña que eres un célula de América, la sangre de tus padres y el dolor de tu país. Te dice que camines por las playas, que desnudes las montañas y que beses las olas, te incita a enamorarte de esta tierra, te entrena para querer, te entrena para ser fiel.

   A mi no me preguntaron en que país quería nacer. No me consultaron al tatuar "VENEZOLANO" En mi cédula de identidad. No me explicaron la definición de frontera. Ni siquiera me hablaron de economía, inflación o delincuencia. Mucho menos me dieron la libertad de elegir si quería ser hijo de un rico, un actor de cine o alguien con libertad económica. A mi solo me enviaron una solicitud para nacer y yo acepte como a quien le regalan oro.

   Puede que esto carezca de sentido pero hoy, aun en esos momentos en que la vida se pone los guantes de boxeo y empieza a practicar con nosotros, me siento feliz de llevar este tatuaje en mi identificación porque me ha enseñado a luchar por lo que quiero, a querer, a escribir, a aguantar y sobre todo a nunca dejar de avanzar. Que si se va la luz no veré mis miedos, si se va el agua iré a un rió y si no hay nada que hacer escribiré un libro, pero no pienso perder tiempo por los golpes de la vida. He aprendido a esquivarlos.

   Yo me atrevo a sonreír. Y que le sirva al que no tenga esperanzas o al que este solo, que cuenta con un país, que cuenta con alguien, que cuente con sus ganas de salir adelante que tienen mas fuerza que cualquier golpe. Yo me atrevo a colocar una sonrisa aquí, y usted, ¿Haría lo mismo?



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domingo, 1 de septiembre de 2013

Mientras Tanto

   Es martes. Cae, como es de costumbre, una cadena en el televisor. Aparece Nicolás Maduro en el populoso barrio de Petare al este de Caracas. Se le nota cansado, ojeras tan oscuras como las fallas de luz en la noche, arrugas como grietas en nuestras calles y hasta sospeche de unas cuantas canas. La presidencia puede ser una pócima de envejecimiento.

   A Nicolás le falla el verbo, no halla el adjetivo correcto, quizá el idioma le esta pasando factura por lo de "millones y millonas". Habla de multiplicar la formación artísticas en los estudiantes de bachillerato, pero por alguna razón, sus promesas no riman con sus planes. Sus palabras van a contravia y no hay ni una gota de carisma en su vocabulario. De pronto, de forma espontanea, hace lo que ningún político había podido hacer antes: Mezclar "Cristo" y "Penes" en una sola oración.

   Nuestro presidente es un golpe al idioma, un error continuo, una gotera constante. Nicolás se ha convertido en una bolsa de calorías e inercia. Pero en algo ha mejorado: Sus insultos. Maduro se ha convertido en un maestro de insultos y logró que la ofensa vaya incluida en el kit de un "Verdadero revolucionario" Inyectándole a sus seguidores esa costumbre de agredir al que difiera de su pensamiento.

   Venezuela es presa de un derrumbe social y económico y ya no tenemos con que cubrirnos. Somos esclavos de un sueldo mínimo, prisioneros de cuatrocientos dólares anuales y vemos en primera fila como apedrean al país.

   Todos dicen que un día saldremos de esto, que vienen tiempos buenos, y yo no lo dudo, pero, ¿Qué hacemos mientras tanto?