Las hojas en blanco están empapadas de todo, en ellas reposan todos los
escritos del mundo. Solo hay que despertarlos o, mejor dicho, hay que
saber despertarlos. La soledad de estas hojas arremete contra mi
imaginación, me obliga a asomar ideas. A afincar el negro sobre el
blanco y a colocar coherencia en cada pagina. Una hoja en blanco es la
ventana mas amplia del mundo. Y si te llega a deleitar este paisaje
estas condenado a un idilio nuevo todos los días.
Desde pequeño he vivido en edificios y para torturar a mis calorías
siempre ocupo un piso elevado. Uno de los últimos si es posible, donde
uno puede observar el sótano del cielo si mira hacia arriba y toda la
ciudad si mira hacia la ventana. Desde aquí vigilo mi ciudad y aunque se
ve igual a diario, siempre se escapa uno que otro acontecimiento
forajido e inédito.
Lo primero que podemos contemplar en mi ventana es ese rayo de sol el
cual he programado como despertador diario. Parece el prefacio de cada
día. Al fondo están las montañas, cada una pide permiso para poder
verse, la neblina se puede convertir en una aduana en los amaneceres de
julio. He comprendido que Puerto Ordaz es una mujer preciosa que se deja
querer con el tiempo, el que entra en ella y es capaz de poner sus
manos a remojar en el esfuerzo, lucirá el éxito como quien viste
de etiqueta.
Llega el medio día y el trafico hace de las suyas. Ves a
la derecha y una tormenta enorme se aproxima velozmente, el frió
empieza a parecerse a esa melancolía satisfactoria. "Mi amor, hay cola"
se lee en la pantalla de un Blackberry. Todos miran el reloj. Hoy muchos llegaran tarde, pero la
ventana, me esta regalando un poema.
La tarde cae sin previo aviso y sientes que ya nadie sabe a donde
va. El atardecer le resta cordura a la ciudad. El jueves ya ha
de estar celoso, uno pasa sus 24 horas pensando en el viernes. El sol
se apaga y la luna sale a mostrar su nuevo rostro, su nuevo brillo y porsupuesto, a perseguirnos. Viene la parte romántica del día.
Y aquí esta la ventana mas amplia del mundo, esta hoja. Se trata de ver más allá, del papel o la pantalla es, al estilo de García Marquez, leer lo que nos da la vida e interpretarlo... de la mejor manera posible.
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