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domingo, 21 de julio de 2013

¿Mi país?

   Creo que la última vez que estuve con él fue en un partido de la Vinotinto. O en un lunes a las seis de la mañana mientras entonaba el "Gloria Al Bravo Pueblo". No tengo idea de dónde puede estar ahora. Sólo sé de ese espacio con petróleo en el norte de Sur América que empieza a caminar cada vez más despacio y a veces se tambalea. Otra cosa sé: La esperanza se nos está poniendo vieja, no me colma de ánimos como antes. Yo ya no tengo Whisky para soportar esto y probablemente ustedes no quieren que siga escribiendo, de lo que ya ustedes saben.

   Empecé a escribir en forma de desahogo. Y desde ahí todas las semanas hago un casting de sustantivos y paso horas con una lupa en busca de su adjetivo correcto. Pero últimamente los problemas me tienen congestionado. Escribo sin tomar aire, como corriendo. Mi lápiz ya no encuentra un sinónimo correcto para esta epidemia.  Hasta se me olvido cuando fue que se nos empezó a enfermar el país. Pero si sé que uno de los primeros síntomas fue cuando le pusieron un concepto errado a la palabra "Patria". Venezuela necesita una alta dosis de sosiego.

   Venezuela, a pesar del síndrome de la caducidad que ahora padece, deja en el turista un buen sabor de boca. Allá afuera este pedazo de piel americana arde. Grita por su exploración, demanda ser recorrida y todos sus hijos deambulan por sus costados sin saber, verdaderamente, la riqueza que yace debajo de sus pies. El que patea cada rincón de este país corre el riesgo de enamorarse.

   Vivimos esas sabanas que parecen interminables, nos deleitamos con las montañas y playas, y recorremos las desgastadas carreteras. Vamos desnudando de a poquito el mapa, solo por el placer que nos proporciona, saber que esto es nuestro, sentirnos parte de algo importante, saber que somos venezolanos. Una sonrisa se nos empieza a columpiar en la memoria.

   Este país se tiene que leer entre lineas, hay que descifrar sus pausas y colaborar para que suene la paz en cada vocal de Venezuela, de esta manera evitamos sepultar la incandescencia de esta tierra.

   Permítanme brindar por el maravilloso espectáculo de país que tenemos. Como les dije, ya no tengo Whisky, así que brindaré con el corazón porque he descubierto que ahí es donde siempre esta, y estará, mi país.





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