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domingo, 19 de mayo de 2013

El Castillo De Arena

   El escritor siempre tiende a explorar las palabras, identifica el efecto poético, crea un inusual lenguaje, hace sonar una palabra como no suena comúnmente. El escritor sabe rimar la primera con la tercera, busca las metáforas correctas para identificar cada oración, logra que el lector, se detenga delante de la palabra y admire el plano en que esta se encuentra. El escritor busca la linea entre lo real y lo ficticio, vuela lo más alto posible, sin dejar de ver el suelo, le toca la puerta a la imaginación y le dice: Vamos, a levantarse, hoy hay que trabajar. El escritor lee, piensa, imagina, crea, y finalmente: escribe.

   Normalmente hablamos con una cantidad de palabras limitadas, un vocabulario pobre o escaso de sentido. Cada escritor es un maestro, tienen como deber recargar el sentido del vocabulario de cualquier sociedad, como decía el libertador "Un ser sin estudio, es un ser incompleto". De esta manera el escritor influye a que la sociedad enriquezca su lenguaje, recordando que la forma en que habla un ciudadano es un estanque que refleja su pensamiento, su cultura y por ende, su manera de actuar.

   El escritor convierte "los dientes de una mujer" en "las perlas de una sonrisa", transforma una simple "ola" en "Una ala del mar". 

   Por estas cualidades que obtiene un escritor es capaz de desarrollar un dolor que gotea desde el grifo de la tristeza cuando en la parte mas cruel del periódico aparece "Se consiguen más muertos que Harina Pan en Caracas". El escritor observa como sus amigos se marchan del país y no sabe si teclear un "No te vayas, te extrañaré" o "Es mejor que te vayas, esto no quiere funcionar". El país que no funciona. Cuesta admitirlo, pero cada vez que me despido de alguien en un aeropuerto, veo un grupo de chinos o cubanos, que saben de Venezuela, lo que Nicolás Maduro de geografía venezolana: Nada.

   El escritor tiene una vida común, el problema es que lo común se ha vuelto una película de suspenso en Venezuela. Las letras son la mejor arma contra cualquier persona, lastima que los maleantes sean bestias y no humanos, ellos manejan el tren del secuestro express, extorsionan, siembran droga y a veces hasta llevan placa y uniforme...

   El país parece una vía congestionada, no hay rastros de bienestar, luchamos por salir, trabajar, festejar y estudiar pero ya es de concreto el peso de oraciones llenas de incertidumbre como: Ya no tengo papel sanitario. Hoy no puedo llegar tarde a casa, hace unos días se escucharon disparos. El dinero no me alcanza. ¿De donde salen tantos chinos?

   El escritor se frustra, mira hacia el cielo de su casa y piensa en la vida cotidiana de cualquier venezolano, por ejemplo: la creatividad de los insultos cuando se va la luz, la prisa del caminar nocturno acompañando de nervios y miedo, o las palabras del brindis irónico de una reunión donde se quejan de la crisis económica: ¡Por la revolución!

   Otro error de el gobierno vigente es agarrar el nombre de una cosa y ponerle el concepto de otra. Hablan de "sobredemanda" en lugar de escasez, "guerra económica" en vez de crisis. Llaman "expropiación" a el saqueo, "justicia" a la extorsión y "socialismo" a la dictadura. El escritor defiende las palabras y lucha por la verdad. Seamos honestos, digan las cosas como son.

   Muchas cosas andan mal, ¿Qué pasa Nicolás? Recuerda que no hay manual para manejar un país.

   El escritor expone problemas y plantea soluciones. La mejor forma de protegerse de un régimen tan absurdo como este es mantener la mente sana y una actitud positiva. Leer, estudiar y progresar. La mentira como política de estado es un castillo de arena a la orilla de la playa que se va desmoronando cuando las olas de la verdad lo tocan.

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