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domingo, 22 de febrero de 2015

Estado de Derecho, Institucionalidad y Democracia

En Venezuela hay dos enormes polos que desde hace años han monopolizado la política nacional: El discurso, las acciones y sus colores. Se ha aplicado de manera indefinida el "O estás conmigo, o estas contra mi" simbolizando una guerra política del bien contra el mal proclamada, con eufemismos, desde ambos polos.

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) son estos dos polos, ellos se reconocen entre sí, pero se encierran en el dualismo "Pitiyankees apátridas no volverán" y "a estos chavistas marginales hay que sacarlos como sea". Han desconocido cualquier otra posición política bajo el disfraz de oposición y oficialismo, calificando a quienes salimos de éste esquema polarizante como indefinidos o niní.

Esta polarización desvirtúa la verdadera representación del pueblo que deberían ser, por excelencia, lo partidos políticos. Hoy en día los partidos políticos pierden su esencia democrática que por naturaleza debería pesar sobre ellos cuando solo proponen hacerse con el poder, para quedarse con él. La propuesta o bandera política de los partidos no puede ser solo tumbar al poder actual, y menos en estas circunstancias, la propuesta de los partidos políticos debe ser representar las múltiples necesidades de todo el pueblo venezolano independientemente de sus posturas políticas; y eso no se logra -como muy bien decía una profesora hace uno meses- "cambiando a los del PSUV por los de Voluntad Popular". Ni por Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, COPEI, o el resto de la MUD.

Esto se logra al jurídificar mecanismos en los cuales 1) Se controle al poder, 2) Se rescate la institucionalidad del Estado Venezolano y 3) Se logre satisfacer las verdaderas necesidades del pueblo a través de la representación política.

El primer mecanismo se consigue estableciendo un sistema de pesos y contrapesos que distancien al poder ejecutivo de las funciones correspondientes al poder legislativo, esto quiere decir que el presidente no pueda sancionar leyes a capricho; y que además se debe asegurar con un poder judicial autónomo, sin color político y justo, ya que actualmente pareciera que la jurisdicción de los tribunales no aplica para los altos jefe del partido que hoy es gobierno. La aplicación de la ley debe ser como la describía Rousseau: que no exceptué a nadie.

El segundo mecanismo que debemos accionar es insistir en la reinstitucionalización del Estado. Se ha hecho evidente la ambigua y precaria institucionalidad de la súper-estructura Estatal venezolana. En Venezuela el PSUV no solo es gobierno, sino que además es Estado y según su discurso hasta es pueblo. El PSUV lo es todo, su política ha sido la sistemática desistitucionalización del poder público, esto sucede cuando no se separa la institucionalidad del Estado, con la institucionalidad del gobierno y peor aún, con la del partido.

En el tercer mecanismo, quisiera rescatar que no quiero que mis palabras sean entendidas como un rechazo a los partidos políticos, es erróneo pensar que se puede concebir una democracia sin ellos, pero ojo, tampoco se puede concebir una democracia con partidos políticos NO democráticos. La desvinculación de las agendas de los partidos con los intereses de las comunidades se ha vuelto asfixiante. Necesitamos partidos políticos que puedan representar un verdadero debate ideológico que arroje soluciones serias a las crisis que arropan a los venezolanos.

Así que mi exigencia como venezolano a los partidos políticos es que 1) en la asamblea nacional se discutan y a posteriori se aprueben los mecanismos necesario para limitar el poder del ejecutivo a través de la reconstrucción del Estado de Derecho, 2) que se exija la separación clara y definitiva de la institucionalidad del Estado, de sus poderes y de cualquier partido que sea gobierno, y que finalmente, 3) sean la verdadera voz del pueblo y representen nuestras necesidades. Números, estadísticas, fechas, cálculos, porcentajes, pronósticos, consecuencias, propuestas, referencias históricas, ¡Por Dios, debates lógicos!

Los venezolanos necesitamos una mejor clase política, política seria y verdaderos políticos.

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