Señor
presidente aunque bien se sabe que para usted es un imperativo estar desinformado, lo
invito a que lea esta carta, ¿Acaso no le duele que tantas personas estén
muriendo mientras usted duerme? No se preocupe, no soy como todos, no lo voy a
juzgar por no saber como se siente un estudiante, yo muy bien entiendo que
usted nunca pisó una universidad, que no sabe de Borges o de Aristóteles, que
nunca sintió ese deseo de hacer las cosas por sí mismo, sé muy bien que
palabras como esfuerzo y constancia nunca fueron de practica en su vida. Pero
tranquilo señor presidente, estoy al frente de esta maquina sentado, esforzándome
con el propósito de enseñarle la vida de un joven venezolano.
Todo
empieza cuando tus padres te llenan de ganas de salir hacia adelante. Entras en
una edad de marea muy alta: Los dieciocho. Y pisas tu universidad por primera
vez con más miedo que confianza, pero sin darte cuenta te acostumbras a que sea
tu segundo hogar, tu segunda familia. Luego compramos una bandera tricolor con
unas cuantas estrellas, de esas que están en la asamblea nacional, esa que
usted nunca levantó de joven y la pegamos en la pared. Ahí, al frente de la
cama, donde la podamos ver todas las noches y sentir que somos parte de algo,
que somos importantes. Que somos venezolanos.
Luego un montón
de señores con mucho conocimiento -tal vez haya usted oído hablar a uno alguna
vez- nos enseñan de leyes, de valores ciudadanos y de eso que llaman libertad,
los estudiantes los denominamos profesores. Pasamos días completos estudiando,
leyendo, construyendo algo que usted nunca llegará a ser: un profesional. Luego
nos damos cuenta de que una mala noticia va a máxima velocidad. El presidente está
destruyendo el país.
Cada
persona adopta una postura. Que si estamos totalmente perdidos, que si hay que
luchar. Muchos acusan de tontos a los que como yo sostenemos un romance con el
país y nos negamos a salir de él. Otros dicen que esto esta por explotar. También
hay quienes se refugian en 140 caracteres. El que dice que debemos actuar como
Egipto. Y esta el que dice que habrá un golpe de estado teniendo a todos
los militares al frente, el que habla de guerras en un discurso por la paz, el
tirano, el dictador, el asesino. Usted.
Entonces
pasa lo que todos sabíamos que iba a pasar. Los estudiantes salen a buscar un
país. Y buscamos un país donde los jóvenes no tengan que dar la vida por él,
sino que el país de vida joven. Un país donde la gente se muera de viejo y no de
venezolano. Un país prudente, pujante y para todos. Rojitos, escuálidos, altos,
bajos, atletas, gorditos, discapacitados, padres, madres, hombres y mujeres...
en fin, todos.
Sé que es
difícil de comprender desde su posición de dictador señor presidente, la
impotencia que se siente al correr con un trapo en la boca y lagrimas en los
ojos mientras se destiñe el tricolor de la bandera atada a nuestra joven la
espalda. Sé que le suena caprichoso la búsqueda de un país cuando usted es un
simple apátrida. Sé que se pregunta en las noches cómo pudo llegar a ser presidente siendo
muchos estudiantes aun no profesionales mas educados y preparados que usted... y la verdad es que todos nos lo preguntamos.
Pero
quiero que entienda algo señor presidente: Los venezolanos no nos vestiremos de
derrota. Dejamos atrás la desesperanza, el desánimo, el miedo. Poco a poco nos
estamos volviendo adictos a la democracia. "La Salida" ¡Su salida!, no
es con balas, ni siquiera es con piedras, es con gente en la calle. Nuestra
solución no huele a pólvora ni carne de cañón señor presidente, nuestra
solución es una dosis de conciencia, el antídoto contra su supuesta revolución.
La paz no
se pronuncia ni se decreta señor presidente, se construye. Hay que ensamblarla.
Y mientras usted nos ataca con perdigones, balas, agua y bombas, nosotros
responderemos con resistencia, gritos, consignas voluntad y argumentos. Veamos
a quien se le acaban las municiones primero.
Venezuela
sigue presa, nos toca liberarla señor presidente. Espero que haya podido leer
mi carta sin atascarse en verbos que no conozca, traté de usar un léxico
bastante simple porque le repito, yo entiende sus condiciones de idiotez y no
lo voy a juzgar. Hasta luego señor presidente, me fui a protestar.
Los
venezolanos nos merecemos la palabra paz.
Andrés Medina.